Invasión
Ahora juega el bicharraco. No he parpadeado desde hace tres minutos. Sobre mi nariz se juntan lágrimas con sudor. ¿Quién habrá sido tan chiflado para confiarme el futuro del planeta? Es el castigo por competir tanto en el móvil. Seguro. No descifro el rostro de mi contrincante, si eso puede denominarse rostro o contrincante. Termina su turno con una N. Le queda una ficha, a mí seis. Tras los cálculos del árbitro me aventaja en cuarenta puntos. Sudo tanto. Tal vez si soy rápido y le sacudo con el tablero. ¿Pero dónde? Me tiembla el pulso al recordar esa N. Comienzo a colocar mis fichas, me remuevo entre carcajadas. La V tiene valor doble. AIDAD. Cada ficha martillea el mármol. Con la segunda D cubro el valor triple para palabra. NAVIDAD. El árbitro puntúa. Dieciséis por tres. Grito de alegría. El extraterrestre agarra el tablero abalanzándose sobre mi cabeza.
_
Ewal Carrión Díaz
_