Por este conjunto de poemas, reflexiones y narraciones breves desfilan los derrotados, todos nosotros, todos… incluso los que se sienten vencedores.
Princesas y bufones; vagabundos, gitanas y diablos; caminantes bajo las estrellas; briznas de hierba y desolación; trovadores y coros de cigarras; visiones y maldiciones; un mundo que agoniza; solitarios y desahuciados, abandonados en el andén, niñas tras los cristales, vidas rotas o que en breve alguien romperá; miedos infantiles, hambre, palizas y vallas de alambre; despedidas en silencio, renuncias, gorriones; guerras y soledades; descreídos y deformes, borrachos sin sombra.
Todo pasa ante nuestra vista, nuestros oídos, con un trasfondo poético y literario, fácilmente reconocible, acompañado de un eco de blues de guitarras crudas, palabras salvajes, reales como la derrota, todos somos hijos de la derrota. Hace ya tiempo que malvivimos “tras la derrota”.
Sólo nos queda, como dice un poema: sentir el sol de septiembre, junto a ti recostado, en la blanca arena del Mediterráneo. Y bajo los retorcidos pinares, dejarme agasajar por el concierto de mis amigas las cigarras.